Federación Boliviana de Rugby 23 de junio, 2020

Seguir los sueños del Quijote

El rugby femenino en Bolivia quiere seguir su camino creciente. Sin embargo, en La Paz y El Alto, la topografía no ayuda demasiado y a pesar de las dificultades, la perseverancia es incesante.

Para hablar de rugby femenino en Bolivia, necesito dar contexto", dice Miroslava Fernández, una de las pioneras del rugby femenino en La Paz y en El Alto, dos lugares que, a más de 3500m de altura, de por sí ya son muy especiales.

"Allá por el 2008, en el oriente boliviano, las primeras chicas empezaron a tomar contacto con la ovalada. Por aquellos años, se hicieron algunos encuentros con invitaciones a equipos del norte de la Argentina para que ese impulso inicial no se perdiera", dice Miroslava, cuyo encuentro con el rugby no se produciría hasta 2015. 

Miroslava es periodista, presentadora de TV nacional, conocida, respetada. 

"Quería, necesitaba, encontrar algo para contar, y el rugby me encontró a mí", asegura. “Hubo una persona que me habló del rugby; no del deporte en sí, sino de los cambios que genera en las personas que lo practican. Me hablaron de hermandad, solidaridad, compañerismo, esfuerzo, respeto, compromiso y naturalmente”, explica “me vi inmediatamente seducida por eso”.

Búsqueda

Buscó rugby en La Paz, y en el primer intento, no encontró. No se dio por vencida y volvió a buscar encontrando un incipiente La Paz Rugby Club. La llevaron a entrenar para que viviera de cerca la experiencia del rugby “pero cuando llegué, no había cancha de rugby. Era de fútbol, de césped sintético, con bordes de cemento alrededor”, afirma. 

Enseguida, el sello del cemento dejó su recuerdo: “jugué al tag-rugby ese día y mi cabeza tiene esos puntos de sutura que aún lo recuerdan. Ese fue mi debut con el rugby", dice sobre un golpe que no la amilanó ni un poco.

De hecho, la fallida experiencia de Miroslava con el tag-rugby sirve también para contextualizar. La topografía de La Paz y El Alto, hace que los terrenos planos para armar canchas son el gran déficit para el desarrollo.
"Tuve que hacer el informativo en la TV con dos horas de maquillaje encima". En el canal le dijeron que lamentablemente entrenar rugby no era algo viable y tuvo que dejarlo.

"Me dolió, y no hablo del golpe que me di. Esas personas y sus sueños, más la calidez y el respeto, fueron algo que me atrapó de inmediato. Así fue, que puse manos a la obra para llevar el rugby femenino a El Alto junto con otras personas de La Paz RC”. Si bien logró el objetivo de hacerlo, ese esfuerzo de tantos no fue sostenible en el tiempo. "Lamentablemente, fue una oportunidad perdida", lamenta Miroslava.

Insistir

Pero insistió, averiguó, preguntó y concluyó que “el problema central era que en La Paz, El Alto y el resto del país, el rugby femenino existía, que quería dar un paso más, pero necesitaba en ese momento tener un mínimo orden, para que los esfuerzos de muchos tuvieran un correlato o al menos, exposición”. 

Finalmente, Miroslava y dos personas más, lo lograron. "Coincidimos casualmente en Cochabamba con Gustavo Carry de Tunari RC, Daniela Salinas, de Universitario RC y Paola Peña, de Jenecherú RC. Nos dimos plazos, nos organizamos y finalmente, se hizo un encuentro de rugby femenino muy importante, que sirvió para visibilizar a las chicas a todo nivel en casi todos lados. Paola fue -es- una de las mayores impulsoras de este encuentro y del rugby femenino en el país".

“Hubo chicas que viajaron hasta dos días para jugar y no todos los equipos tenían el cupo completo y las chicas pues, jugaron igual, con otras añadidas en esos equipos,” recuera con orgullo. “La camaradería, el espíritu, las ganas de todas fue algo sobrecogedor. La Federación Boliviana de Rugby se convirtió en actor central desde se momento", explica Miroslava. Sin embargo, añade, compungida que "ese correlato hermoso llegó a todos lados, menos a La Paz".

Entonces, Miroslava, una vez más, decidió tomar las riendas y hacer que el rugby – en ambos géneros – prendieran en La Paz y El Alto, dos ciudades que en conjunto nuclean a más de dos millones de personas.

Quijotes

¿Cómo hizo? Con el imán más grande del rugby: la pelota ovalada. También, carteles pegados en las esquinas. 
"Nos parábamos en cualquier espacio libre a la vera de la calle e invitábamos a los transeúntes a que nos pasaran la pelota, a que interactuaran con ella. Les hablábamos de los valores que rigen este deporte". Su compañera, soporte y co-soñadora fue Marion Paz.

El enorme esfuerzo de recorrer clubes de futbol para contar cosas sobre el rugby, el juntar firmas para que los municipios ayudaran a la difusión, se encontró con un inconveniente sustancial: la falta de entrenadores y de árbitros.
Así y todo, la epopeya quijotesca de Miroslava no hubo quién la frenara: fue al Instituto Nacional de Educación Física y los convenció de que se impartiera una introducción al rugby entre los profesores. También, siguió sin parar hasta fundar un equipo de chicas "Wara RC" que tuvo en su esplendor casi doce mujeres entrenando. Todo este esfuerzo a pulmón, con muchas horas de su tiempo para conseguir “un espacio acorde, alguna pelota más, lo que fuera". 

Sin embargo, ese esfuerzo si bien no se diluyó del todo y el germen del rugby sigue ahí, reconoce que allá arriba, en El Alto “cuesta muchísimo, en todo sentido”.

A pesar del esfuerzo enorme en horas y recursos de Miroslava para que el rugby crezca en La Paz, cree que en Bolivia el rugby femenino está empezando a encontrar su espacio, su lugar. 

"El sentimiento de hermandad de las chicas en todo el país es notable; muchas de ellas se conocen, se acompañan, se hablan, se ayudan, se oyen... eso es extraordinario, un hecho destacable. El rugby les ha dado un lugar de pertenencia, un sitio de comunión, se sienten representadas y respetadas. Ha sido el deporte lo que las ha fortalecido y unificado".

La periodista deja un detalle para el final. “He visto chicas llorar de la emoción al ver una cancha de rugby de pasto en los Juegos Odesur. Las he visto llorar a algunas otras al ver el mar por primera vez en Arica, donde fuimos a jugar con "Huaras" en su momento...  No puedo describir esa felicidad. Eso ha pasado por el rugby, porque nunca bajaron los brazos, porque perseveraron", recuerda emocionada. 

Miroslava sigue elucubrando sueños quijotescos y quiere que el rugby sea más visible en su país. Cada vez más. Con el éxito logrado por Bolivia al llegar a la final de la Copa SAR, jugada en la virtualidad de las redes sociales, parece que sus sueños van camino a cumplirse pronto.

 

Crédito ph: Rugby con altura