Ya los días no están organizados como antes. Los chicos en el hogar con sus padres conteniéndolos, buscándoles que hacer. Los horarios del colegio, del club o juntadas con amigos, no existen o son virtuales. Muchas cosas se han modificado en tan poco tiempo, todo fue demasiado rápido y nos tomó de sorpresa, nuestra vida cotidiana ya no es la misma. Los tiempos han cambiado.
Por Psic. Martín Herrera (*)
Para los griegos existen tres tipos de tiempos y están representados por dioses. El primero es Cronos, que es el tiempo cronológico marcado por las agujas del reloj y el calendario tirano de nuestros días, que planifica y traza objetivos estructurados. El segundo es Aion, el tiempo eterno que descubrimos cuando elegimos una vocación o nos apasionamos sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo, y el tiempo nos pasa volando, donde lo importante es el camino. Cuantos practican un deporte por el placer que le causa sin otra motivación. El tercero es Kairós, quien representa un instante único irrepetible y que si lo dejas pasar ya no volverá. El momentum cuando conoces a alguien, el participar en la ceremonia inaugural en los Juegos Olímpicos o jugar un partido único, irrepetible. Este último es representado por un joven con un mechón de cabello sobre la cara pero por la nuca esta pelado. Si lo dejas pasar, no lo podrás agarrar del pelo.
Les recomiendo una película muy sencilla en apariencia y que seguro muchos ya la habrán visto: “El día de la Marmota”. La misma, transcurre en un pequeño pueblo donde en forma misteriosa se repetía el mismo día una y otra vez, y el único que lo sabia era el protagonista. Siempre todo era igual, hasta que empezó a realizar actividades que le gustaban, que lo enriquecían: aprendió a tocar el piano -al principio no sabia nada pero con el transcurso de las clases aprendió-, a hacer esculturas sobre el hielo, etc. Para los demás era su primera vez pero para él no. Siempre ayudaba al prójimo, se relacionaba con toda la gente del pueblo, cambiando su mundo y el de todos.
Cada día agregamos a nuestro bagaje personal un conocimiento, un motivo para vivir. Muchas veces nos pasa que vivimos todos los días como si fueran el mismo, en forma monótona. Esa repetición pulsional deberíamos modificarla, agregando un deseo, un motivo, poder hacer algo que nos gusta, en el marco de nuestra realidad.
Pero cuidado cuando el tiempo se prolonga, tiene una dificultad, se puede hacer insostenible creando malestar. Les doy un ejemplo, sostener en la mano algún elemento, al principio es llevadero, pero si lo tenemos un rato, nos cansamos, generando una incomodidad, malestar cada vez mayor.
En ese momento debemos aprender a soportarlo con esfuerzo, sabiendo que somos más fuertes de lo que realmente nos creemos, esa confianza en nosotros mismos, es lo que nos ayuda a sobre llevarlo.
Busquemos ser creativos y hacer aquellas actividades que nos dejen un valor agregado, que nos hagan pasar las horas como segundos, pero que no caigamos en la adición. Conozcamos las diferencias de lo que nos beneficia física, mental, psicológica, social, o al medio ambiente, produciendo algo mejor.
“Carpe diem quam mínimum crédula postero”. Aprovecha el día, no te fíes del mañana. (Horacio 65 a.c.)
(*) MP 9764. Especialidad en Deportes. Entrenador desde hace más de 30 años.