15 , 2020

El rugby te enamora

El amor incondicional por el rugby ha hecho que gran cantidad de personas hicieran cosas increíbles por nuestro deporte. En el caso de la historia que contaremos, el amor por el rugby dio lugar a otro amor.

Francisco Saavedra Venegas se presenta de manera sencilla: "Soy chileno, fanático del rugby, árbitro desde hace muchos años, jugador activo hasta 2014 cuando dejé de serlo para, a partir del 2015, enfocarme sólo en arbitraje". En diciembre de 2015, Sudamérica Rugby lo designó por primera vez para arbitrar un torneo internacional, el Sudamericano C, en el que jugaban El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá, en El Salvador. Esos nueve días le cambiaron la vida. “Allí conocí a Denise". Se presenta ahora, Denise Girón.

"Había estado en el proceso del seleccionado femenino de Guatemala para ir al torneo como jugadora. Sin embargo, me lesioné durante los entrenamientos y no me daba el tiempo para recuperarme y jugar" explica.

"De todas formas, me pareció que debía acompañar a mis compañeras; estaba emocionada con mi equipo. Me saqué un pasaje y viajé a El Salvador junto con unas amigas para apoyar al equipo.”

En una reunión casual, Chile y Guatemala encontraron puntos en común.

"Diego Muñoz, referee de Guatemala y amigo de Denise, nos presenta antes de una charla de arbitraje,” recuerda Francisco.

La presentación casual derivó “en una conversación, una charla, todo muy simpático, muy ameno... nos intercambiamos nuestras redes sociales y ya", sonríe Denise.

"No pasó nada de nada", aclara Denise; la sonrisa cómplice de Francisco avala sus dichos. "Mantuvimos un cierto contacto por las redes, pero no mucho más," asegura el chileno.

Un año más tarde, volvió a ser designado para el mismo Sudamericano C que en 2016 se realizaba en Guatemala. Este recuerdo hace sonreír a ambos.

Cuenta entonces Denise "Daniel Muñoz, quien nos había presentado en 2015, me avisa que nuevamente Francisco venía a referear. Me había lesionado otra vez y además algunas diferencias con el entrenador de turno hicieron que tampoco pudiera ser jugadora de mi selección. Había comenzado a experimentar como árbitro también en Guatemala. Daniel, entonces, me sugirió colaborar como asistente en ese certamen. Acepté, por supuesto". "Ahí, entonces, fue cuando hicimos click" se apresura Francisco.

"Llegué a Guatemala y fue instantáneo. Fue como una revelación. Arbitré el Sudamericano, pero estaba pendiente de lo que pasaba afuera también. La buscaba a Denise con la mirada" dice Francisco. "Yo también lo seguía a él" ríe Denise. Terminó el torneo y Francisco regresó a Chile, pero ya nada era lo mismo. "Me costó volverme. Me di cuenta de que estaba completamente enamorado," asegura.

"Yo no quería que se fuera," agrega Denise.

Ambos afirman que "pasamos muchas cosas geniales esos días, cosas muy divertidas, pero no sabíamos realmente qué iba a ser de nuestras vidas. La despedida fue fatal de triste."

"No teníamos idea de si alguna vez nos íbamos a volver a ver... fue una sensación horrible esa despedida," dicen. "Me subí al avión con la firme convicción de dos alternativas: venirme a Guatemala o llevarla a ella a Chile". Empezó entonces la búsqueda frenética de ofertas de vuelos. Una búsqueda casi diaria, que se cristalizó en febrero, mes en que Denise, finalmente, aterrizó en Santiago.

Francisco recuerda que "fueron quince días majestuosos. Estuvimos juntos todo el tiempo, de acá para allá, recorriendo, me acompañó al trabajo, a referear. Creo que ahí mismo decidimos que queríamos ya vivir juntos". Listos para un viaje a Barcelona, sus planes se alteraron. "Me salió un trabajo en Chile Rugby y ya no podía irme. Le dije a ella que lamentablemente lo de Barcelona no lo iba a poder hacer," explica Francisco.

Suspendido el viaje, se cambiaron los tickets y Denise volvió a viajar a Chile en julio.

Siendo de Pucón, al sur del país, Denise conoció más que nieves eternas y lugares soñados de Araucania.

"Fuimos para allá, para que conociera mi lugar, los tremendos paisajes increíbles... y a mis padres" dice Francisco, que ya no tenía dudas de que la propuesta de matrimonio estaba ahí, servida en bandeja. En octubre, devolución de gentilezas, el joven viajó a Guatemala. "Vino por quince días y pasamos su cumpleaños juntos.”

Ese día pasó de todo en una ruta selvática, donde se rompió el auto, de madrugada, en un lugar inhóspito, bajo una lluvia torrencial, sin teléfono.

“Una odisea; supimos resolver y salir de ella con mucha fortaleza. Eso fue clave," dice Denise, que tan pronto pudo, le dijo a su familia que se mudaba a Chile. Llegó a Santiago – para quedarse – el 31 de diciembre de 2017 y ya no se fue más.

El 25 de mayo de 2018, Francisco y Denise se casaron. Hoy, dos años después, ambos siguen involucrados y trabajando en y con el rugby, reforzando el lazo que les permitió conocerse y los unió.

Francisco creó y trabaja en la fundación "Taller de Rugby".

Al igual que Inkas (Perú) y Fundación Espartanos (Argentina), colaboran a través del rugby con los que están privados de su libertad y usan el rugby como herramienta de contención y resocialización dentro y fuera de la cárcel.

"En nuestra casa, hay rugby todo el día. Todo gira alrededor de la pelota ovalada," dice Francisco. Denise agrega que "me involucré más con el referato y a veces nos toca a ambos ir al mismo partido, a mí como asistente y a él como árbitro... Esta experiencia juntos es increíble. Ojalá a todos les pudiera pasar los que nos pasó a nosotros" afirma.

Francisco asiente con la cabeza y dice que "sin ninguna duda, es una historia genial y está bárbaro que nos tenga a nosotros como protagonistas".