Femenino 20 , 2019

Becas: Sole Galleguilos y su experiencia de vida

Mientras se lanzó la búsqueda para las próximas dos becarias de Sudamérica Rugby en la beca de Liderazgo, repasamos la vida de la chilena Soledad Galleguillos, ganadora de la beca 2019.

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El rugby le dio no solo una sensación de pertenencia creciendo, evitando el bullying; con el correr de los años le dio una formación y hoy Soledad Galleguillos ha podido llevar todo los valores y aprendizajes del deporte que ama a otras esferas deportivas.

La ex jugadora del seleccionado nacional de Chile tuvo un 2019 agitado. Obtuvo la beca de World Rugby Leadership Development Scholarship, participó del primer Foro Femenino de Sudamérica Rugby en Asunción y dejó Chile Rugby para tomar un rol de liderazgo en la organización de un evento multideportivo que llegará a su país, trabajando con el Comité Olímpico Chileno.

“Hubo muchos cambios en mi vida; jamás me imaginé que mi vida entera fuera el deporte, que fuera el rugby,” dice Soledad desde una convulsionado Santiago, la capital de Chile.

Son varios los hitos en su historia junto al rugby: cuando primero lo jugó, representar a su país, encargarse del desarrollo del rugby femenino, ganar la beca de World Rugby.

“Recibir la beca fue increíble,” cuenta emocionada. Si bien había participado de la primera selección, sabía que no era una buena presentación. Recompuso esto para el siguiente llamado.

“Mi determinación y positivismo estuvieron siempre presentes y cuando la preparé lo hice confiando en mis chances. Me tomé mucha antelación y me ayudaron mucho Catalina y Marjorie,” cuenta, referenciando a Catalina Palacio y Marjorie Enya, la colombiana y brasileña que se quedaron con las primeras becas en Sudamérica.

Gran ayuda

Formada en sus primeros años en la gimnasia rítmica en Temuco, una ciudad al sur de Santiago, a los orceati años llegó el rugby a su colegio de la mano de un reconocido formador en esa región, Cristian Isla.

“Se comenzaba a fomentar el rugby y cuando vinieron a invitarnos a jugar era en clase de matemática. Obviamente aproveché la oportunidad para salir de clase. Recuerdo que jugamos a la tocata y no entendía mucho lo que estaba pasando,” recuerda sobre aquella fría mañana de 2002.

Foto: Soledad es la cuarta de la izquierda, con vincha roja.

Cuando llegó la invitación para ir al club Rucamanque, Galleguillos no lo dudó. “Eramos como 40 chicas del colegio y cinco de mi curso. El rugby me permitía juntarme con las chicas grandes y pasé a ser popular. Gracias al rugby, nunca sufrí bullying en la escuela.”

“Me cautivó el tema social – la gimnasia rítmica no tiene los valores ni el tercer tiempo,” se ríe.

Al año siguiente el equipo viajó a La Serena a jugar un torneo nacional; tenía trece años y jugaba de tercera línea con mujeres adultas. “Ahí conocí más gente y me dí cuenta que era buena; fue una gran experiencia que me afianzó en el rugby.”

Con tan sólo 16 años fue una de las pioneras que disputó el primer Seven Internacional Femenino en Sudamérica, en la ciudad venezolana de Barquisimeto.

“Se siente ser pionera, cuando empecé éramos pocas en Chile, en el continente. Con los prejuicios que había hubo que trabajar mucho y con seriedad para demostrar porque queríamos estar en el rugby. Por suerte, ahora son menos.”

Bola de nieve

Para describir el crecimiento del rugby, tiene una analogía.

“Ahora veo que fue como una bola de nieve. El rugby femenino comenzó a rodar lento, pequeño, y tomó envión, fuerza y va a seguir creciendo. Me llena de orgullo haber ayudado en mi país y en la región.”

A sus 31 años, alejada del alto nivel de juego después de diez años en el seleccionado, despunta el vicio jugando con amigas de Chile, en torneos de playa con un equipo al que llaman “Pamelas.”

Su empuje y determinación comenzaron a ser tenidos en cuenta y la Asociación de Rugby de Santiago le pidió coordinar los torneos y la competencia femenina, desarrollar clubes, potenciar líderes, todo de forma ad honorem. “Vieron mi interés y yo como jugadora les exigía muchas cosas porque los clubes necesitaban ayudan.”

Tras regresar del Foro de Rugby Femenino en Paraná, en 2014, le llegó el ofrecimiento de ser Oficial de Desarrollo, part-time. Formada como fisioterapeuta, combinó su pasión por el rugby con trabajos en gimnasios.

Finalmente, en 2017 pasó como empleada fulltime a la Federación de Rugby de Chile, hasta su partida en agosto de 2019, para unirse al COCh.

“Hoy colaboro en lo que pueda como mentora, consultora, acabo de dejar de ser entrenadora de un equipo porque el nuevo cargo no me deja tiempo.”

Su afán por colaborar fue tal que en el reciente Valentín Martínez, al que había ido como fan, terminó trabajando con el equipo de Costa Rica ayudando como fisioterapeuta.

La beca

La segunda vez que aplicó para la Beca, fue elegida.  Con el objetivo final de trabajar en los Juegos Panamericanos de Santiago en 2023, su foco está en su grado académico que realiza en una universidad local.

Además del Master en Sports Management, del que se titulará en diciembre de 2020, viajará a Europa.

“Soy muy amiga de la otra becaria de Sudamérica, Lettizia Alcaraz, de Argentina, y combinaremos nuestras becas para sacarles más provecho,” cuenta.

Juntas viajarán a España donde “tendremos reuniones con muchas instituciones que nos van a inspirar en liderazgo y gestión en mi caso y en coaching en el de Letti. Mi objetivo es 2023 y ser líder en gestión.”

El viaje terminará con dos semanas en Dublín, “para estudiar inglés express y visitas de mentorías, pasantía en World Rugby – media jornada aprendiendo cómo se maneja la casa del rugby.”

Haciendo maravillas con los fondos que le otorga la beca, terminará en Tokio, haciendo un secondment en el rugby durante los Juegos Olímpicos en 2020.

“Las cuatro cosas en mi planificación y proyecto se ha complementado con todo lo otro, haciéndome mejor profesional del deporte, del rugby, mejor persona.”

“Ahora tengo ganas de ayudar a otras mujeres de la región para que obtengan la beca.”

Si bien ya no está en el día a día de la gestión del rugby, no lo abandona. “Siento un compromiso mayor al aportar desde otro lado del deporte, queriendo devolverle más al rugby.”